En el día en que celebramos el tránsito al cielo de Victorine Le Dieu, queremos publicar aquí su biografía, aunque de una forma muy breve, para haceros conocer a esta mujer que centró toda su vida en la Eucaristía y en el amor a los hermanos, especialmente a los niños.
BREVE BIOGRAFÍA DE VICTORINE LE DIEU
Victorine Le Dieu nace en Francia a principios del siglo XIX, un tiempo en el que las consecuencias de la revolución eran patentes. Ante tanto desorden y violencia, desde joven, siente “el deseo de una inmensa reparación” y decide consagrar su vida al Señor.Reparar, reconciliar a los hombres consigo mismos, con Dios, con los demás, reconstruir la unidad en el amor, servir a los hermanos, de manera especial a los marcados por el pecado, por la marginación, por la pobreza, son los grandes valores por los que entrega toda su existencia.La Eucaristía es el centro de su vida, el sacramento del amor de Dios que recompone en la unidad todo lo que está quebrantado, herido, roto.Su carisma, siempre actual, tiene amplios horizontes. Desea formar una gran familia en la que consagrados, sacerdotes y laicos compartan su ideal: “mi pensamiento y mis deseos pertenecen a todos, en cualquier lugar. Es una gracia que Dios concede en estos tiempos más que nunca necesitados de redención y de reconciliación".
Victorine Le Dieu nace en Francia a principios del siglo XIX, un tiempo en el que las consecuencias de la revolución eran patentes. Ante tanto desorden y violencia, desde joven, siente “el deseo de una inmensa reparación” y decide consagrar su vida al Señor.Reparar, reconciliar a los hombres consigo mismos, con Dios, con los demás, reconstruir la unidad en el amor, servir a los hermanos, de manera especial a los marcados por el pecado, por la marginación, por la pobreza, son los grandes valores por los que entrega toda su existencia.La Eucaristía es el centro de su vida, el sacramento del amor de Dios que recompone en la unidad todo lo que está quebrantado, herido, roto.Su carisma, siempre actual, tiene amplios horizontes. Desea formar una gran familia en la que consagrados, sacerdotes y laicos compartan su ideal: “mi pensamiento y mis deseos pertenecen a todos, en cualquier lugar. Es una gracia que Dios concede en estos tiempos más que nunca necesitados de redención y de reconciliación".