lunes, 14 de octubre de 2013

LA FE QUE TRANSFORMA EL MUNDO

HÁBLAME DE DIOS...

   Le dije  a Jesús: háblame de Dios.
   Y Jesús recitó el PADRE NUESTRO.

  Dije al almendro: háblame de Dios.
  Y el  almendro se cubrió de flores.
 
 Dije al Ruiseñor: háblame de Dios.
 Y el Ruiseñor se puso a cantar.

 Dije  al sueño: háblame de Dios.
Y el sueño  se convirtió en realidad.

Dije al niño: háblame de Dios.
Y el niño me lo pidió a mí…

Dije  al pobre: háblame de Dios.
Y el pobre me ofreció su casa.

Dije  al amigo: háblame de Dios.
Y el amigo  me enseño a perdonar.

Dije a un soldado: háblame de Dios.
Y el soldado depuso su arma.

Dije  a la naturaleza: háblame de Dios.
Y la naturaleza se revistió de belleza.

Dije a un pequeño: háblame de Dios.
Y el pequeño me sonrió…

Dije al dolor: háblame de Dios.
Y el dolor comenzó a dar gracias.

Dije a la mano: háblame de Dios.
Y la mano se transformó en servicio.

Dije a la fuente: háblame de Dios.
Y   el agua brotó.

Dije a la voz: háblame de Dios.
Y la voz no encontró palabras…

Dije a mi madre: háblame de Dios.
Y  mi madre me besó.

Dije al predicador: háblame de Dios.
Y el predicador me regaló la Biblia.

Dije al sol: háblame de Dios.
Y el sol se escondió sin decirme nada.
Pero al día siguiente, al alba, cuando abrí  la ventana,
el sol me sonrió de nuevo.
                                            -De una poesía oriental -

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