Después de arrodillarse y rezar largo rato ante la misteriosa reliquia conservada en Turín, Benedicto XVI manifestó que
Después de venerar el lienzo, el Papa realizó una meditación muy personal ante centenares de religiosas a las que se concedió el privilegio de acompañarle. Según el Santo Padre,
El Papa recordó que José de Arimatea, «un hombre rico y miembro destacado del Sanedrín, pidió valerosamente a Pilato el permiso para sepultar a Jesús en su propio sepulcro nuevo, excavado en la roca a poca distancia del Gólgota. Compró el lienzo, envolvió el cuerpo y lo depositó en la tumba».
Mensaje de amor y de vida
Según el Papa, «Jesús permaneció en el sepulcro hasta el amanecer del día siguiente al sábado, y
El Santo Padre añadió que cada mancha de sangre en el lienzo nos habla de amor y de vida, «sobre todo aquella mancha abundante cercana al costado, hecha de sangre y agua salidas copiosamente de una gran herida de lanza romana». «Es como una fuente que murmura en el silencio y podemos escuchar especialmente en el silencio del Sábado Santo».
Aunque
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